Cada vez más, es más evidente la idea de que como sociedad, la opción a seguir es el de la búsqueda de la igualdad de condiciones, sin distinción de su sexo, una búsqueda donde la obtención de un empleo o la propia salaria o la obtención de cualquier derecho o de cualquier tipo de derecho o cuál sea la persona.
Este, no es un camino nuevo; porque, desde hace muchos siglos, la sociedad ha hecho su trabajo sobre la base de estructuras muy desiguales. A modo de ejemplo, las mujeres se veían limitadas a la hora de dotarse de derechos mínimos. No tenían el derecho a votar; no podían asumir ninguna toma de decisiones en el ámbito de la política; no tenían acceso a las vías de la educación, no podían lograr un objetivo que debería ser transformado en una independencia económica y no podían ser propietarias de nada.
Dicha situación histórica, en la cual se nos describe de un modo bastante fidedigno, cuáles han sido también nuestros tipos de desarrollo en el ámbito de las reuniones sociales y que es la parte de la historia que ha cambiado, probablemente más coherente es el mismo ejemplo que podemos extraer de lo que nos debe recordar que no debemos cesar en la búsqueda de la igualdad, sino que tenemos que continuar (un poco) más adelante en la búsqueda de una diversidad de condiciones de igualdad de los efectos que se están persiguiendo.
Diferentes estudios e investigaciones que se han realizado en cuanto a las sociedades que adoptan un modelo verdadero de compromiso de erradicación de las brechas de género, las cuales viven una transformación positiva de dimensiones diversas. La economía se refuerza; los sistemas democráticos, además, obtienen una mayor estabilidad y representatividad y el tejido social se torna más sólido en cuanto a él mismo. Así, bien es verdad, el camino para buscar la igualdad se va haciendo, (aunque) a veces, en función del funcionamiento del esfuerzo.
Ejemplos de Igualdad de Genero
En su sentido más amplio, la igualdad de género representa un principio que reconoce a todas las personas los mismos derechos y dignidad, y puede ser medible en diferentes situaciones, como se enumera a continuación.
Igualdad Laboral
El fin es que cada persona pueda brillar por sus capacidades. No se trata solo de que María y Carlos reciban el mismo salario por el mismo trabajo; va más allá. Hablamos de organizaciones que entienden que el talento no tiene género y que implementan políticas concretas para demostrarlo.
En la práctica, esto significa crear espacios laborales donde una profesional que regresa de su licencia de maternidad encuentra un programa estructurado para reincorporarse, actualizar sus conocimientos y retomar su carrera sin penalizaciones. Significa también que un padre puede solicitar una reducción de jornada para cuidar de sus hijos sin enfrentar estigmas o prejuicios. Las organizaciones verdaderamente comprometidas con la igualdad implementan sistemas de evaluación transparentes, planes de desarrollo profesional, equitativos y políticas de conciliación que benefician a todos.
Igualdad Educativa
Se desarrolla una sociedad más justa. En las aulas de hoy, se observa un proceso ilusionante por el que cada alumno puede ejercer su elección vocacional sin las constricciones de los estereotipos de género. Se refleja en iniciativas educativas que favorecen la participación activa de las mujeres en las disciplinas STEM, antiguas prerrogativas masculinas, así como en la valoración y apoyo de los hombres que eligen profesiones como la de educador de infancia o de enfermero. No se abre solamente una puerta, sino que se concibe el aula como un espacio educativo donde cada elección se evalúa igualmente.
Toma de Decisiones en Igualdad
La transformación se produce cuando las decisiones, necesarias para el conjunto de la sociedad, son adoptadas por voces diversas. La muestra de igualación se da cuando los comités de dirección se convierten en la imagen de la pluralidad, no porque se busquen cuotas, sino porque se presuponen los valores de las diferentes maneras de ver y de vivir, las diversas experiencias.
Se observan ejemplos evidentes en organizaciones donde en las salas de las juntas los líderes de todos los géneros son bienvenidos, donde las decisiones estratégicas se toman a partir de diferentes maneras de entender los caminos y donde el liderazgo se manifiesta en torno a las capacidades y no en torno a los géneros.
La igualdad se construye día a día, en cada decisión y en cada interacción. Se refleja en políticas tangibles como:
- Espacios de trabajo adaptados a las necesidades de todas las personas
- Programas de mentoría que apoyan el desarrollo profesional sin sesgos
- Sistemas de evaluación que valoran los diferentes estilos de liderazgo
- Políticas de conciliación que consideran el significado que tiene la vida familiar
El camino hacia la igualdad de género es un camino sin fin, comprometido por el conjunto de la sociedad. No pretende perseguir números o cuotas nítidas, sino fomentar un entorno en el que cada cual pueda desarrollar su inteligencia y su talento, aportando así su particular y valiosa visión del mundo en el tejido de esta sociedad.
¿Cuál es la importancia de la igualdad de género?
La igualdad de género no representa únicamente una expectativa idealista, sino que constituye una fuerza capaz de promover el desarrollo de nuestra sociedad desde diversas dimensiones. Su efecto rebasa con mucho las estadísticas y los indicadores económicos, aportando un contenido de base a los aspectos fundamentales de cómo vivimos, trabajamos, construimos de manera colectiva la concreción de nuestro futuro.
Motor del Desarrollo Económico
Por condición social, la igualdad de género actúa como un motor de desarrollo económico. Los informes hechos públicos por el Banco Mundial y por la UN muestran una realidad innegable: las economías que asumen la igualdad de género crecen más rápido y, además, lo hacen de forma más sostenible y equilibrada.
Imaginemos una empresa cuyas potencialidades puedan florecer sin la condicionante del género. La diversidad en los equipos de trabajo contribuye a incrementar la productividad, pero también se nutre del enriquecimiento de los procesos de toma de decisiones a partir de diferentes miradas y aproximaciones. Cuando tratamos de incluir las voces que muchos pueden aportar, nos aproximamos a un modelo de soluciones que tratan de responder a los intereses de la sociedad de forma innovadora.
Pilar de la Justicia Social
La justicia social no es un concepto vacío, sino que es el pilar sobre el que se sustentan nuestras aportaciones a una sociedad verdaderamente justa. Cuando derribamos los muros que dificultan las expectativas basadas en el género, hacemos posible un entorno en el que cada persona dispone de las claves para poder perseguir sus sueños o desarrollar sus potencialidades sin el lastre de prejuicios o expectativas limitadoras.
Cuando ponemos de manifiesto este principio, vemos a jóvenes que eligen sus carreras en función de sus pasiones o de sus potencialidades, y no en función de roles previamente asignados de acuerdo al género. Lo percibimos en lugares de trabajo donde la carrera está signada por el mérito y el valor de las aportaciones, no en función del género desde el que se producen. Cada pequeña contribución es deseada por su calidad y no en oposición a quien las genera.
Esencial para el Desarrollo Sostenible
Uno de los puntos de la agenda 2030 es la igualdad de género, un elemento básico para poder construir un futuro humano viable y próspero, mejorando su capacidad de respuesta a los desafíos que los problemas globales plantean, desde el cambio climático hasta las crisis económicas.
La resiliencia se apoya en la participación más amplia, más diversa ante los problemas. Al añadir la visión y la experiencia de diversas personas, la toma de decisiones genera soluciones más sólidas y más adaptables a los cambios que se producen en el entorno.
La importancia de la igualdad de género la podemos presentar a través de elementos que podemos tomar como aspectos tangibles de nuestra vida:
- comunidades más prósperas y unidas,
- sistemas educativos que florecen al individuo,
- entornos laborales más productivos y satisfactorios,
- mayor riqueza y diversidad de la innovación en todos los ámbitos,
- mayor capacidad de resistencia de respuesta ante crisis sociales, ante los cambios sociales, etc.
Pero es que la igualdad de género no es solo objetivo moral o ético, sino que se torna en una valiosa necesidad que tiene que tener toda forma de sociedad que quiera florecer en el mundo moderno, es decir, representa una inversión en nuestro futuro común que obtiene dividendos en forma de bienestar, de prosperidad económica y de cohesión social.